En un período corto de tiempo, ha coincidido que se me estropeó simultaneamente el portátil i el smartphone, en un momento inadecuado y precisamente de cierta saturación.
Paralelamente debía realizar un trámite burocrático y a la empresa en sí, se le estropeó el sistema informático – sin poder dar muchas explicaciones- y quedo paralizado su servicio, obligándome a volver otro día esperando que el problema técnico estuviera resuelto.
No comentaré de que marca eran, pues, tengo la confianza depositada, y entraba dentro de lo previsible dada la vida útil, circunstancias atenuantes y caducidad programada de algunos productos.
Realmente, no somos conscientes de la dependencia tecnológica en el sentido más amplio del término, hasta que nos falla o falta, al igual que no valoramos el funcionamiento de nuestro cuerpo hasta que la parte más simple y sencilla se estropea y debemos hacer recuperación.
La primera sensación, dependiendo del conocimiento y expertise en la materia, puede ser de nerviosismo, de impotencia, de desorientación, de cierta taquicardia, de cierta rabia contenida,…sobretodo si coinciden factores negativos y proyectos simultáneos en el mismo instante.
Vulnerabilidad y dependencia, seguridad y fragilidad, interconexión y conectividad, inconsciencia y resolución.
Tener la marca o el proveedor de confianza cerca, que te ofrezca un buen y consciente servicio, es un momento clave para fidelizarte o perderte para siempre o por cierto tiempo como consumidor.
Una vez arreglado el problema técnico, vuelve la calma después de la tormenta y piensas que hace un tiempo que no haces una copia de seguridad y convendría hacer una..
Si el problema técnico se alarga la sensación de angustia crece.
Los informáticos, técnicos e ingenieros modernos son los médicos actuales de nuestros gadgets y necesidades tecnológicas.
Los avances tecnológicos son nuestro futuro, como nuestra dependencia tecnológica es nuestro presente avanzado, en un contexto para muchos inevitable.