Hace unas semanas, que a nivel «glocal«, no se habla de otra cosa: el coronavirus (covid-19). Y obviamente, es normal y lógico, porque como a menudo se dice, la salud es, ó debería ser lo primero, aunque a menudo, con el ajetreo del día día, perdemos la perspectiva de su gran transcendencia, de la fragilidad vital y de su posición en nuestra lista de prioridades.
Progresivamente la pandemia se extiende y los diferentes paises aplican diferentes acciones y grados de confinamiento, en el momento de escribir este post el porcentaje a nivel mundial está entorno al cuarenta por ciento y cada día, por desgracia, se apunta un nuevo país en esta lista macabra.
Una pandemia global que está llevando a un confinamiento global y a una necesidad de acelerar la investigación médica al respecto, para encontrar una vacuna o un remedio que palie la situación tanto de salud como la derivada de la economía.
La primera cuestión relacionada con la transmisión global, es el focus y protagonismo destacado de la noticia del covid-19 en la mayoría de medios y la difusión a velocidad de vértigo de la misma. Hace unos meses pocos sabían que era, ahora, por necesidad, por inquietud, por temor o por prevención, nos estamos volviendo unos atentos conocedores biológicos y dando mayor valor a la ciencia y al concepto de humanidad compartida.
Hago este post, relacionado con el (covid-19) esperando que en pocos meses sea un recuerdo pasado, una anécdota, que lamentablemente para algunos puede ser un hecho crucial e inborrable.
No soy médico ni experto en medicina, aunque en alguna ocasión ya he comentado, admiro dicho colectivo por su componente humano y colectivo, y es precisamente en estas ocasiones extremas, que uno se da cuenta de la relevancia y significancia de dicha profesión esencial y de la necesaria inversión en investigación sanitaria y científica en general.
Las telecomunicaciones, el espectro audiovisual y las nuevas tecnologías han venido a hacer más llevable la situación y se han reinvidicado como una nueva forma de vivir, de relacionarse, de compartir y de trabajar.
Algunos ya dicen que que nada más va a ser igual, a pesar que la sociedad y el individuo en concreto puede tener una memoria temporal, al igual como se dice por la península : que no volverá la no todavía lejana burbuja inmobiliaria o la más alejada, de la de las punto.com,…
Como en los grandes circunstancias de conflicto y de crisis, vamos a contemplar las dos caras de la humanidad: la más buena (la solidaria, empática y generosa) y la más mala ( la egoísta, engañosa y oportunista).
La tecnología aplicada y la inteligencia humana colectiva toman una protagonismo reforzado y del confinamiento van a surgir buenas enseñanzas y relativizaciones de hechos que antes se le podían dar más más relevancia. Existen algunas opiniones que afirman que la «big tech» puede salir reforzada y más fuerte.
A nivel de marketing, han aparecido también distintos artículos conectando con este fenómeno actual.
Mucha salud a tod@s y espero que este sea un post con vigencia efímera y caducidad programada.
Molt be Gamundi
Thanks!